Este miércoles 28 de marzo todos los alumnos del colegio hicieron una liturgia de la Última Cena en sus respectivas salas de clases, junto a sus profesores, como una manera de acercarlos al sentido profundo de Semana Santa. 

León Vásquez, jefe del área teología, participó de la liturgia de un 2°, donde se leyó un texto bíblico, se reflexionó, compartieron pan y uvas para finalmente bendecir con agua bendita a los compañeros. “Fue muy bonito, porque ayudó a que los niños se empoderen y sea una vivencia católica en el sentido integral de la palabra”, dijo, también valoró que se haya pensado y vivido como un encuentro con Dios tanto individual como comunitario. Lorena Recabarren, coordinadora pastoral de la I Unidad, señala que los valores que se destacaron en la liturgia fueron el servicio, la generosidad y la gratitud; además, entre los signos que vivieron los más pequeños fue el lavado de pies o manos, según lo determinaron sus profesores.

En la II Unidad la liturgia estuvo centrada en los valores del perdón, el amor y la paz. A ejemplo de Jesús, los alumnos pidieron perdón por medio de unos papelitos que fueron guardados por los profesores jefes para ser utilizados en la liturgia de Resurrección el próximo martes en la primera hora de clases, explica Carlos Casanueva, coordinador de pastoral de la II Unidad. “Luego, se invitó a los alumnos a ver de qué manera pueden vivir en sus cursos la paz y el amor de manera concreta. Algunas de las conclusiones fueron, por ejemplo, respetando a los demás, siendo solidarios, compartiendo con los demás, agradeciendo a Dios por todo lo que tienen. Se cerró la liturgia compartiendo el saludo de la paz entre todos los compañeros”.

En la III Unidad los alumnos se reunieron en pequeños grupos o comunidades para ser fiel reflejo de los que fueron los más cercanos a Jesús y lo acompañaron hasta sus últimos días, dice María José Segovia, asistente de la pastoral de la unidad. “También tuvieron la oportunidad de debatir y dialogar sobre temas contingentes y relevantes de su proceso de formación, de su forma de vivir y entender la fe, la pastoral y su relación con Dios y con los demás”. Para María José la Semana Santa es una oportunidad para que en comunidad vivamos y acompañemos a Jesús en su Pasión, Muerte y Resurrección; s un tiempo de conversión, reflexión y de re-significar el modo de vivir nuestra fe, independiente del rol que ocupemos en nuestra comunidad educativa y en nuestro cotidiano vivir.

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