La estudiante de 12° viajó a Estados Unidos durante el verano para tocar con la Nothern Neck Orchestra y confirmó su vocación de dedicarse profesionalmente a la música. 

“Oportunidades” es la palabra que más usa Jacinta Reyes Henríquez (17 años), alumna de 12° B, cuando se le pregunta por su reciente viaje a Estados Unidos para tocar con la Nothern Neck Orchestra en Virginia. Oportunidad de tocar con músicos profesionales y en lugares destacados, de conocer otras personas y finalmente de “abrir la mente”, como dice en su evaluación.

Jacinta es hija de la profesora de la I Unidad, Andrea Henríquez, y estudia en el Saint George desde 3° básico. Hace dos años integra nuestra orquesta, que es parte de los talleres y academias cocurriculares del colegio.

Para ella la música estuvo muy presente en su familia, porque su papá es ingeniero en sonido. Por eso, desde pequeña aprendió a tocar piano y guitarra ‘de oído’. Siempre le gustó la música clásica y hace unos años fueron al Teatro Municipal, donde vio los instrumentos, “me encantó el chelo, tuve la oportunidad de tocarlo y se me dio fácil aprenderlo”, cuenta.

¿Cómo ha influido el colegio en este camino musical?
Me ayudó dándome la oportunidad de tener un chelo y recibir clases, porque hubiese sido muy difícil conseguirlo por mi cuenta. Que el colegio tenga una orquesta me facilitó mucho las cosas. Hay muy buenos profesores en la orquesta y también en el área de música. Me influyó que el colegio tenga muy buenos profesores de música, el área siempre me ha apoyado.

¿Cómo se gestó tu viaje al Estado de Virginia para tocar con la Nothern Neck Orchestra?
Fue muy repentino, de un mes a otro tenía los pasajes y todo listo. Me fui en diciembre y volví a fines de marzo. Un amigo chileno de mi papá, que vive en Estados Unidos y es parte de una fundación de la que es parte la orquesta, me escuchó ensayar y me invitó a mandar unos videos para audicionar. Si el director encontraba que estaba en el nivel, iba a tener la oportunidad de tocar con ellos.

¿Cómo fue encontrarse con una orquesta profesional?
Infinitamente distinto. Acá en los ensayos  paramos cada 5 minutos para corregir cosas. Allá tuve dos meses para ensayar por mi cuenta. En el primer ensayo con la orquesta, el director levantó la batuta y tocaron el repertorio completo y perfecto de principio a fin.
De golpe y porrazo tuve que empezar a practicar más y a darme cuenta que esto ya no era de “ligas menores”, que tenía que ponerme las pilas porque estaba en un ambiente donde no se acepta que no te sepas el repertorio o que no leas partituras. Tienes que estar con el 100% de tu concentración y de tus capacidades.

¿Cómo te fue con el inglés?
Muy bien, el inglés fue lo que menos problemas me dio. Eso fue un aporte muy bueno del colegio, porque el nivel que tiene de inglés me permitió comunicarme de la mejor manera, que todos me entendieran y entenderles todo.

¿Cuál es tu evaluación del viaje?
Se me dieron oportunidades increíbles, que nunca pensé que iba a tener. Por ejemplo, me gané una beca para ir a un Festival Internacional de Música en Filadelfia que además incluye un campamento.

¿Qué aprendiste en el viaje?
Aprendí a abrir mi mente, estaba muy cerrada con las oportunidades que podía tener acá y se me abrió un mundo. Ahora tengo muchas más expectativas, metas más altas que antes. Me di cuenta que amo la música, es lo que quiero hacer y tengo la oportunidad de hacerlo.

¿Cuáles son tus desafíos?
Ojalá entrar becada a una universidad en Estados Unidos para estudiar música. Quiero tocar lo mejor posible y nivelarme con la gente de allá. También voy a audicionar acá en la Universidad de Chile y en la Universidad Católica. En Filadelfia voy a ver qué oportunidades se dan en el campamento, porque muchas de las becas se ven en ese tipo de ambiente.