Por segunda vez consecutiva, los trabajos de invierno del colegio se realizaron en la comuna de Casablanca, V región. Esta vez, las localidades semi rurales que acogieron a nuestros alumnos fueron Lagunillas y Los Maitenes durante los días 17, 18 y 19 de mayo. “Para nosotros, los trabajos de invierno son una oportunidad maravillosa de encontrarnos con los demás, construir casas, arreglar techos y ayudar a nuestros hermanos; pero sobre todo es una manera de encontrar a la persona de Jesús en nuestro prójimo, especialmente entre los niños vulnerables”, dice el padre David Halm C.S.C, director de Pastoral. Es muy bueno ver a nuestros alumnos y alumnas comprometidos en estos proyectos, ver su fe y la profundización de esta fe, agrega.

147 alumnos, más de 20 profesores y 18 trabajos fueron ejecutados por igual número de cuadrillas en casas, capillas y espacios comunitarios. El padre David visitó varias familias y una en particular lo hizo gozar con la experiencia de discipulado que se vivió entre la familia –un matrimonio con dos hijos, la menor con Síndrome de Down- y los alumnos. “La familia tenía una gran disposición y alegría por recibir a los alumnos del Saint George’s College”, comenta, y fue una alegría inmensa ver a los alumnos jugar con ella y su hermano, ver las sonrisas de los padres y experimentar un momento de amistad sin importar las clases socioeconómicas o el lugar de donde venimos.

Aranzazu Teixido (11º B) tuvo la oportunidad de compartir con esta familia en el sector de Lagunillas. “Nosotros agregamos una pared a un baño, entonces tuvimos que botar la casa y la volvimos a construir. Fue increíble porque los papás estaban tan felices porque niños de 16 años iban a construir lo que ellos no habían podido hacer”. Cuenta que el papá se lo pasó trabajando codo a codo con ellos y que la mamá, como una manera de agradecerles, les hizo empanadas en horno de barro. “Ella nos preparaba té y su marido, que trabajaba en los dulces de La Ligua, nos tenía preparado un desayuno. Estaban tan contentos solo porque estuviéramos ahí, por la presencia”, comenta.

Pasos para cambiar la sociedad
¿Qué aprendiste con ellos? “Fue tener otra mirada. Ir a la casa y ver una realidad como ellos la viven es muy distinto a como te la cuentan. Aprendí a ponerme en el lugar del otro y pensar lo que el otro está pasando. En dos días le solucionamos el problema que arrastraba hace un año. Tenían una letrina y ahora tienen un baño adentro y una pieza para su hija. De lo difícil que es su vida, se la hicimos más fácil, pasos como ese ayudan a cambiar la sociedad”.

Javier Oyarce, asesor de pastoral de la III Unidad, comenta que los trabajos de invierno tienen dos objetivos. Por un lado entregar trabajos con un alto estándar de calidad para las organizaciones o familias, como también buscar “aprendizajes claves en la formación escolar: reconocer a Cristo en el otro, valorar la organización comunitaria, reconocernos en una comunidad diversa y reconocernos como parte de la Iglesia”.

A modo de conclusión agradece al colegio y a los responsables de este proyecto, “que los chicos tengan la oportunidad de identificarse con Cristo y que lo que en sala de clases analizan de manera abstracta o a través de información, esta vez puedan vincularlo con una realidad distinta, vivida empíricamente, de un Chile distinto al que ellos están habituados y esto colabora con sus vocaciones futuras”.